22.1.12

Tarta castillo de princesas (III)

Hola otra vez.
Hoy no tengo tartas nuevas que enseñar. Lo que voy a comentar son los problemillas con los que me encontré al elaborar la tarta "castillo de princesa". Mi objetivo es que, si os animáis a crear una tarta parecida a esta, no repitáis los mismos errores que yo cometí.


Como siempre, me faltó tiempo y la tarta quedó sin acabar. A simple vista parece que está bastante bien pero si os fijáis en las torres vereis que les falta el borde escalonado que hubiese ocultado la unión entre los cilindros y los conos, detalle importante ya que no hubiese dado tanta sensación de ñapa apresurada y amontonada. Se lo coloqué al perímetro superior de las tartas con mucha dificultad y un poco chapuceramente pero de haberme puesto con las torres, estaría todavía en ello.




Digo chapuceramente porque lo ideal es que cada borde hubiese sido una única tira de fondant con una única junta oculta detrás de cualquiera de las torres. En lugar de eso, son dos tiras con las juntas donde me pillaron. Y os preguntareis ¿por qué? Pues, simplemente,  porque no me daba tiempo. Parecía más sencillo de lo que fue. Hice un primer intento con una única tira pero me hacía falta una tercera o incluso una cuarta mano. Se caía constantemente y tenía miedo de manchar lo que ya estaba hecho. Por no hacerlas excesivamente gruesas para que no quedaran bastas me encontré con que no se sostenían verticalmente así que coloqué palillos por la parte interior para que sirvieran de soporte mientras se secaban. El resultado, un borde ondulado. La solución a este problema, pues no sé. Se aceptan sugerencias.


Tampoco tuve tiempo de colocar las perlitas que aparecen en la tarta original. Había comprado perlitas blancas muy similares a las de la foto pero al ver lo que tardé en ponérselas a las puertas, decidí que ese detalle se suprimiría. Como podéis observar, hay un pegote considerable de pegamento comestible debajo de cada perlita. La próxima vez usaré royal icing bastante espeso para pegar las perlas. Es como cemento, pero dulce.


Más cosas. Me costó mucho crear los cilindros y como temía que se desmontaran, en un primer momento los tumbé mientras se secaban. Quedaron ligeramente planos por un lado y, lo peor, al ponerlos de pie ya casi secos, se inclinaban. Uno se inclinaba tanto que no fui capaz de pegarlo al muro y acabé metiendo una mariposa por debajo, a modo de cuña, como último recurso. Aunque estaba previsto que no quedaran perfectamente verticales  (mi idea era haber puesto un borde de vegetación variada para tapar los posibles apaños de último minuto) no me imaginé que pudiera quedar tan inclinado. Esto me da una idea de porqué hay tanta nubecita tan mona como base de la tarta original.

mariposa-cuña

Ahora hablemos de ese verde de la base, ese verde que hace daño a los ojos. ¿Por qué ese verde tan horripilante? 
La tarta que yo había imaginado era un hermoso castillo en un bosque encantado. Había árboles, arbustos y muchos animalillos que no estarían a escala (más que nada porque no se verían). Había hasta un estanque con ranitas. Todo ello taparía la mayor  parte de la superficie y el efecto del verde chillón apareciendo entre todos los adornitos crearía un contraste espectacular. Perdí mucho tiempo modelando estas figuritas tan entrañables (mariquitas, ranas, abejas,un par de ardillas, flores, manzanas, arbustos, etc). Para variar, me faltó tiempo y no pude pintarlas. Como no las iba a plantar sin color, se desecharon. Al suprimir la decoración de la base, una de dos, o forraba de nuevo la base (con la consiguiente pérdida de material y tiempo), o utilizaba  la que tenía dejando a la vista esa tonalidad  tan espantosa. Por necesidad no me quedó otra que utilizar la base que estaba ya pintada y seca.

De momento, casi todos las dificultades que me surgieron se podrían haber solucionado con paciencia y, sobre todo, más tiempo. Podría haber preparado la decoración de la base con antelación y no la noche antes de la fiesta de cumpleaños. Ese tiempo que malgasté se podría haber empleado en terminar las torres. ¿Qué se le va a hacer? A ver si aprendo. Que siempre me parecen las cosas muy fáciles, y luego no lo son.

Por último, me queda comentar lo que para mí fue el error más grave. Aunque no produjo un efecto catastrófico en cuanto al resultado, sí me hizo recordar que esto de decorar tartas es más un arte que una ciencia y que hay que tener más confianza en la imaginación, creatividad y habilidades que todos poseemos.

Si leísteis el post "Tarta castillo de princesa I" (aquí) recordareis que la idea era que hubiera 8 torres, 4 altas en el piso de abajo y otras cuatro más bajas en el de arriba. ¿Por qué sólo hay una en el de arriba?
Diréis que por falta de tiempo una vez más. Pues no, porque ya estaban hechas y tanto me daba pintar tres más que menos. Resulta que no cabían. Así es, tanto medir y medir y diámetro por aquí y radio por allá y escuadra y cartabón y compás y ... Al final, una pérdida de tiempo monumental hacer las plantillas siguiendo el tutorial al pie de la letra. ¡El ojímetro! Instrumento fundamental que olvidé emplear a la hora de planear esta tarta y de cortar la pieza superior. Instrumento que he empleado con mucha frecuencia a lo largo de mi vida y que aún no me ha fallado.

No me volverá a suceder. De ahora en adelante, no comenzaré ningún proyecto nuevo sin tener este aparato indispensable adecuadamente calibrado y en perfecto estado de mantenimiento. El mío, además, lleva incorporado una calculadora de margen de error automática, que viene muy bien en estos casos. Para los que no tengan un ojímetro tan sofisticado como el mío ya explicaré la técnica "cuenta de la vieja" más adelante, que puede sacarnos de más de un apuro.

Ya se me ha pasado el disgusto pero en aquel instante, al ver que no cabían las cuatro torres del piso superior, casi me estalla la cabeza. En un primer momento, decir que se me quedó cara de haba no describe ni de lejos la realidad. Fue algo así. Después fue algo como esto y finalmente pasé a esto. Cuando me hube tranquilizado y pude reflexionar sobre lo sucedido, llegué a la conclusión de que realmente no hay mal que por bien no venga.  Errando se aprende. El mayor error que he cometido a lo largo de la elaboración de esta tarta es haberme ceñido tan estrictamente a las instrucciones del tutorial de Kathy Moore.
Ella es una profesional de esto de las tartas y sin duda sí posee la técnica y la experiencia necesaria para ejecutar un trabajo tan escrupulosamente preciso. Yo no. Soy una principiante. Puedo darme con un canto en los dientes de que el resultado fuera satisfactorio. Olvidé que la teoría es una cosa y la práctica otra. No me sucederá de nuevo.Al fin y al cabo, este blog pretende ser un "laboratorio" de tartas.
Seguiré experimentando, a veces con éxito y otras sin él pero espero que me acompañeis.

Un saludo y recordando las palabras del Maestro Yoda :

"Imposible, nada es. Difícil, muchas cosas son."

Un trozo de tarta tú me darás.

2 comentarios:

  1. Hola Laura!!
    Me un blog muy interesante y ameno.
    Hace muchos años, yo experimenté con estos colorantes:
    http://www.mccormick.com/Products/Extracts-and-Food-Colors.aspx
    no se si en MAD los podrás encontrar, pero seguro que los puedes conseguir en alguno de tus viajes.
    La verdad es que con ellos conseguí hacer alguna tortilla de patatas azul y huevos fritos de "extraños " colores.
    Además salía ce copas con los botes de colorante en el bolsillo y siempre daba para unas risas.
    ¡¡¡ Ánimo!!!
    Joaquín

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    1. Muchas gracias por tu aporte. Los buscaré y ten por seguro que si los encuentro, los probaré.
      Un saludo,
      Laura

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